Un espacio en el que las mentes vuelan

En el fantasmagórico cuento Las vecinas de Claudio Castro, podemos disfrutar cuando menciona a una jamaiquina gorda y de malos modales, pero buena cocinera, y describe la vieja casona de madera, escenario de su relato.


Andrés Villa
PA-DIGITAL

Gracias a los esforzados escribas griegos de aquellos siglos del comienzo de la historia cultural de la humanidad, tenemos aquellos poemas épicos de Homero, la “Ilíada” y la “Odisea”. Gracias a esos personajes anónimos supimos que la envidia de Agamenón, la ira de Aquiles, la nobleza de Héctor, la veleidad de Helena, la entereza de Andrómana y la astucia de Odiseo son cualidades inmemoriales y que hoy siguen adornando a los hombres y mujeres de la actualidad. Luego, algunos escritores amantes de expresarse, de documentar su época, de preservar los conocimientos siguen con la creación de las tragedias y otros comienzan a atesorar esos escritos.

Pasa igual con libros tan importantes como las historias del pueblo hebreo en la “Biblia”. No podemos imaginarnos ¿cómo fuera nuestro mundo sin la escritura? Sin copistas de la edad media, no hubieran podido comenzar las literaturas española, francesa, inglesa, o alemana. Un ejemplo de una importante crónica es la revista Maga, que durante cuatro épocas ha preservado la literatura panameña y de otros países con tesón.

La revista Maga está aquí, continúa fielmente guardando poemas, cuentos, entrevistas y la historia de escritores. Y dentro de esas obras los detalles de una sociedad, de sus virtudes y defectos. De sus aciertos y de sus características. Hoy, la revista está en manos de la Universidad Tecnológica de Panamá, pero sigue siendo dirigida tan acertadamente como en sus inicios por Enrique Jaramillo Levi. Esta vez en un mágico y efectivo enroque. Hoy, tenemos en nuestra manos un doble ejemplar, que llevan los números: sesenta y seis, y sesenta y siete, lo que llevaría a comentar a la sabiduría popular la frase de: “Tantos números no se fuman en pipa”

Antes de abrir la revista, nos llama la atención el colorido de su portada. Es una obra de Enrique Jaramillo Barnes. Enseguida, nos encontramos con el índice, que es un extenso listado de promesas de buenas lecturas, de páginas llenas de fantasías y conocimientos.

Por ejemplo, el artículo de Manuel Orestes Nieto, Maga, la persistencia que anuncia la palabra, que es un recuento de los esfuerzos editoriales que diferentes nombres, la mayoría conocidos, hicieron desde la década de los sesenta, setenta, hasta desembocar en la Maga.

Todos cumplieron con un cometido: promover la cultura, pero no duraron. Por distintos motivos, entonces vemos lo difícil que es mantener, regalar talento, tiempo y dinero para preservar la cultura. Luchar contra molinos de vientos, como el “Quijote” de Cervantes, o arar en el mar como Bolívar para salvaguardar la palabra escrita de autores nacionales y de escritores vecinos. Sencillamente, no es fácil.

Es entonces el momento de hablar de alguno de estos escritores extranjeros. La Maga tiene la magia de ocuparse de la literatura del continente permitiéndonos un contacto real con autores como el nicaragüense Ulises Juárez Polanco con un cuento dramático, brutal pero no exento de belleza. Sol de septiembretrata de la guerra civil que asoló su país. Para los que seguimos atentos durante esos días los enfrentamientos entre sandinistas y la dictadura de Somoza, y después de sandinistas contra Contras y Recontras, el cuento nos da otra visión más cruda que la que nos dieron los medios escritos y los noticieros, o la historia de esas gestas bélicas. Es por eso que repito que la literatura es la herramienta más efectiva para retratar una época. Catorce hermanos, todos nombrados con números ordinales. Primero, segundo, tercero, onceavo y así. El autor escoge a Décimo para que narre la historia de forma magistral.

Tocando el mismo poder del cuento como un género que de forma rápida y sucinta puede ilustrar al lector sobre detalles emocionales que no puede hacer la historia me ocupo de mi cuento El secreto de Peter Williams. En él describo utilizando un triángulo amoroso, creado por mí, la leyenda urbana de aquel ladrón negro que como el famoso Robin Hoood, de los bosques de Sherwood, robaba a los ricos para repartir entre los pobres.

En el relato de Peter Williams, hablo de un Panamá donde los chombos, así le decíamos, eran una minoría que se fue abriendo paso y aportando sus costumbres para formar durante el siglo XX dos ciudades muy singulares: Panamá y Colón. Con folclore, música, gastronomía que quizás hoy esté a punto de desaparecer. Es uno de mis cuentos favoritos pues documento literariamente un personaje de fábula que tenía un secreto y que desde ahora puede ocupar junto a la Tulivieja, a señiles, los fantasmas, y las brujas un sitio entre los personajes fantásticos del folclore panameño.

Hay que leer sobre los autores de todos los escritos que aparecen en esta revista. Conocer dónde nacieron, su profesión y otros detalles les ayudarán a comprender su obra. Por lo menos en el fantasmagórico cuento Las vecinas de Claudio Castro, podemos disfrutar cuando menciona a una jamaiquina gorda y de malos modales, pero buena cocinera, y describe la vieja casona de madera, escenario de su relato. El escritor es de Colón y habla con conocimiento de causa.

Poesía, sí, la Maga tiene versos y que sorpresa me llevo cuando leo En el Mary en eso algo no me cuadra, algo me molesta. Quizás fue que el poeta se enfrente al océano sobre un velero. El barco tenía un mástil al que no herían los rayos de la tormenta. No sé por qué me pregunté, ¿es raro que un poeta de estos tiempos recurra a la figura de montarse en una nave para enfrentarse al mar embravecido. Pero con sorpresa veo que el Dr. Joaquín Pablo Franco, su autor, nació en el siglo XIX y escribe su oda a bordo de un barco que lo lleva al exilio político en el Caribe de Bocas del Toro. Mire usted las sorpresas que nos regala la Maga.

Dentro de los temas de esta revista del mes de octubre no podía faltar la reseña crítica que hace Fátima Nogueira de la Universidad de Memphis, sobre el libro de Fernando Burgos, que se ocupa de la obra de el escritor panameño Enrique Jaramillo Levi.

Identifican los elementos cruciales su narrativa y su poesía y la crítica sirve para conocer más a la literatura panameña. Leyendo la reseña podemos ver que el trabajo de los críticos es desmontar minuciosamente la obra de alguien, buscando los hilos de la estética que llevan a los principios creativos en este caso de Jaramillo Levi.

Cuando leemos que los críticos señalan que en los elementos de la obra del panameño destacan la duplicidad, la vigilancia, la violencia, el adulterio, el incesto, lo erótico, la culpa, la soledad, el autoengaño nos compungimos de que todos esos elementos están relacionados con el ser humano. Que son producto de sus actos y que con ellos afectan a otros seres creando dramas e historias que son plasmadas en las páginas de los cuentos y poesía de Enrique Jaramillo Levi.

Vuelvo a otro cuento, el titulado Charly. Con un tema conocido de la psicología, el del amiguito invisible. Su autor Luigi Lescure nos lleva de la mano por este corto, muy corto recorrido y al final nos sorprende. No puedo decir más pues le quito el encanto al cuento.

Sí, hay más poesía. Poesía de nostalgia, como “Catedral de la Infancia”, de Adalcristo Guevara. Tan llena de melancolía y recuerdos que nos hace compararlos con los de esos bardos de la época republicana que les gustaban de recordar torres y campanas, muros y garzas.

A mí me dijo alguien alguna vez que yo escribía, que yo era relacionista público o periodista porque me gustaba comunicarme. Yo creo que es así. Y hoy me lo permite la Maga, le llamo así pues le tengo confianza. Es una revista que nos ha acompañado por mucho tiempo. Que nos ha ayudado a recorrer lo más difícil de un escritor: sus inicios. Pues les decía, que la Maga, en su sección de entrevistas, me permite hablarles de mis libros. Tengo dos obras publicadas, “La Nueve”, una novela corta violenta, de la calle con ocho muertos, una crítica a lo que la historia les ha hecho a esos barrios. Y traigo una frase de Rubén Blades que dice que Yo al escribir esta obra fue una forma de exorcizar demonios personales. Aunque la crítica de Héctor Collado califica a La Nueve como una novela de amor. Cosas de críticos.

En el 2009, publico Perdedores,un compendio de 37 historias. En “Perdedores”, el lector va a visitar el palacio de Odiseo y va a acompañar a Sansón, antes que derribe el templo. Se puede ver en la Francia de la época de la peste negra, o en un “ghetto” judío de la segunda Guerra Mundial. Son 37 historias, es un largo camino que no esquiva los barrios populares de la ciudad de Panamá o las tradiciones interioranas. Bueno, después me di cuenta que en todos estos cuentos los personajes perdían, sufrían desencantos y que la palabra perdedores les caía a todos. Los agrupé, los publiqué y ahí va el título, “Perdedores”.

He recibido otras inquietudes sobre el nombre del libro. Los perdedores vienen sobresaliendo desde las tragedias griegas: Orestes, Electra, Edipo fueron perdedores y sus historias no dejan de cautivar a los lectores por siglos.

La revista Maga ocupa sus últimas páginas a cuentistas recién egresados del diplomado del 2010. Para ellos, mis felicitaciones y las consideraciones al cuento deVoz de Agua, de Ramsis Mejía Aguilar, por dejar pistas para entender el desenlace. Me hubiera gustado conocer más motivos.

En Marla bajo la lluvia, de Shantal Murillo, respeto su derecho de escribir una historia con final abierto. Pero me dejó, y a ustedes si lo leen, con las ganas de saber sobre el misterio de Marla. Mis consejos, aunque aún estoy para escucharlos, los cuentos no son anécdotas, el cuento se nutre de elipsis y claro de exageraciones.

Lo mejor de esta velada es que hemos presentado dos nuevos ejemplares de la revista Maga. Y estoy muy complacido de que la Universidad Tecnológica de Panamá se ocupe de la cultura, de la literatura, de publicar libros, de concursos. Alguien tenía que hacerlo de una manera responsable, desinteresada, elegante con cultura bregando por escribir páginas brillantes en la literatura panameña. Eso están haciendo ustedes, señores de la UTP, dejando huellas imborrables como este número 66 y el número 67 de Maga.


Panamá América
Suplemento Día D
ACTUALIDAD. Revista Maga
7 de noviembre de 2010