Caminando con “La Nueve”

Panamá, 2 de marzo de 2008





Obra de Andrés Villa recibe buena calificación


Redaccón


Villa ha entregado un espejo de 111 páginas para que logremos ver un segmento muy corto de la extensa línea ominosa que en este mismo momento da vueltas alrededor de nosotros, con la amenaza de ahogarnos.


Un valioso aporte a literatura panameña se ha producido con la aparición de la novela "La Nueve" que aborda el tema de las pandillas sin tapujos y de una forma real. "La Nueve" , escrita por Andrés Villa, tiene un hondo contenido social y muestra que ciudades como Panamá tienen un folclore urbano muy propio y problemas que hay que enfrentar de forma valiente y atrevida, de la misma manera como se desarrollan estos hechos negativos.

La literatura, según el escritor Andrés Villa, es la mejor forma para enunciar y describir una época. Para mostrar que detrás de los actos existen personajes que sienten, ríen, lloran y cometen crímenes y que detrás de esos actos hay consecuencias y un montón de porqués.


Este es el caso de La Nueve, una novela corta de 111 páginas, y 32 capítulos de la que se han escrito algunos artículos y se han vertido otras opiniones. Sobre todo en su presentación hace algunas semanas en el salón de conferencias de la Universidad Latina.


Rubén Blades, canta-autor y Ministro de Turismo, quien asistió al acto declaró que: "He tenido la oportunidad de leer el libro de Villa y parece que cualquier intento que haya de escribir las realidades urbanas, ayuda al lector a comprender mejor. Por otro lado, es una forma de exorcizar demonios personales. Esta es parte de la experiencia de Villa creciendo en un barrio popular, como he crecido yo. En el caso, Villa documenta, pero también plantea la posibilidad de resolver cosas a través de las imágenes que él describe, y nos ayuda a entender la ciudad".


Por su parte Juan Gómez, escritor y profesor de Villa en el Diplomado de Creación Literaria de la Universidad Tecnológica de Panamá, y quién fuera uno de los dos expositores la noche de presentación, titula su escrito: El ayer y el hoy del barrio innominado, y lo hace así, pues en la novela se habla de un barrio sin nombre. Villa no quiso ubicar su trama ficticia en ningún lugar en especial tratando de universalizar los hechos y sus personajes.


Gómez escribe que: Lo primero que llama nuestra atención es el título y la fotografía de Portada. "La Nueve" es el título. Y aparece una foto que muestra una mano sosteniendo una pistola nueve milímetros. Este título y esta portada nos crean, de inmediato, muchas expectativas. ¿Será una novela sobre la violencia, tan común hoy en nuestras calles y barrios? ¿Será sobre las pandillas juveniles? La función de despertar el interés, la curiosidad del futuro lector, que debe motivar un buen título y una buena portada, ha sido cumplida satisfactoriamente.


Lo segundo que llama nuestra atención es la ausencia de datos del autor, de uno de esos currículum ostentosos, con los cuales algunos escritores parecen querer decirnos: Atención, tienen que leerme, porque YO (con mayúscula cerrada) he hecho esto y esto y esto ...



Andrés Villa sólo nos muestra una fotografía suya reciente, no de Primera Comunión, ni del momento cuando obtuvo el carné de identidad personal, como ocurre con frecuencia en nuestro mundillo literario, sobre todo con algunas escritoras. Además de su fotografía (porque algo hay que poner en ese espacio de la contraportada) aparece una síntesis valorativa de la obra.


Estructura.
"La Nueve" tiene una estructura lineal, llamada también ab ovo, o desde el principio. Es decir, se da inicio a la narración en un momento determinado de la historia y de allí se avanza en forma cronológica. Esta estructura acerca la novela a la narración cinematográfica, ya que, aunque se utiliza el pretérito imperfecto y el indefinido, el lector tiene la impresión, como en el cine, de que la historia está contada en presente. Además de este acierto en el uso de esta estructura, "La Nueve" , como toda narración moderna (que a mi juicio debe ser, necesariamente, cinematográfico) utiliza con mucho acierto el recurso del Flash back (o vuelta atrás) con propósitos informativos.


Narrador.
El narrador utilizado en "La Nueve" es un narrador omnisciente (narrador en 3ª persona singular), la mayor parte de las veces moderado, que cumple la función de una cámara de cine, narrando lo visible de las acciones de los personajes. En otros momentos narra desde el punto de vista de alguno de los personajes de la pandilla: Dumbo, Calitín o Rogelio; o desde el punto de vista de Roberto, el personaje principal. El uso de este punto de vista (desde la visión u óptica de alguno de los personajes) es de gran eficacia para los propósitos del autor, ya que con ello logra crearnos cierta empatía (simpatía, identificación) hacia los miembros de esta pandilla, a quienes inconscientemente identificamos como "los buenos" de la historia.


Otra opinión.
Por su parte el tres veces ganador del Premio Ricardo Miró, en cuento y novela, Ariel Barría, escribe un ensayo sobre la novela al que la compara como un espejo de la sociedad actual. Barría escribe : "La literatura en general, y la panameña en particular, procuran ser canales comunicativos por medio de los cuales se expresen o interpreten los diversos elementos que nos constituyen como personas o como sociedad".


En efecto, algunas veces la narrativa, el ensayo, la poesía, tienden a darnos un vistazo del interior del ser humano, de lo que pasa en su espíritu cuando la alegría, la tristeza, el miedo o cualesquieras otras emociones lo sacuden por dentro. En otras ocasiones, los libros literarios enfocan su proceso creativo en la sociedad, en sus abarcadores fenómenos que muchas veces no comprendemos porque nos falta el necesario distanciamiento de ellos, y debemos esperar que otras voces, otras mentes analicen con mayor objetividad lo que vivimos nosotros.


Lo que hace Andrés Villa, luego entonces, es meterse en un problema social contemporáneo, y a modo de una crónica periodística ofrecernos los hechos descarnados, con muy poco tratamiento retórico, para que el lector pueda tentar, aunque desde lejos, lo crudo de este panorama en que crecen y se desenvuelven esos jóvenes que, al igual que Dumbo, El Fulo, Calitín, Roberto o cualquiera de los protagonistas de la obra, hallan precario cobijo en los maltrechos habitáculos que no alcanzan a ser hogares.


En estas páginas uno encuentra los elementos que son consustanciales con ese modo de vida del pandillero, desde el inicio ritual en las bandas, hasta el tráfico y consumo de drogas, el robo, el homicidio, las persecuciones, el miedo permanente, el sicariato, y más de una escena que deja lugar a la posibilidad de un amor como al que aspira todo el mundo, pero negado aquí por los hechos que nublan la vida de los personajes.


Como fondo de este panorama está la jerga "gangsteril", el verbo apresurado, escaso, defectuoso, martillador de los delincuentes, quizás como síntoma de que en ese mundo oscuro lo que menos se necesitan son palabras.


Debo hacer hincapié en un personaje de la obra, un poco atípico por tratarse no de un ser de carne y hueso, sino de un objeto; se trata, precisamente, de "La nueve", expresión elíptica que sirve a la vez de título a la obra, refiriéndose a la denominación popular de un arma, la pistola cuyo calibre es de 9 milímetros, preferida por los que usan armas por su carácter compacto, por la rápida sucesión de tiros, su potencia y su confiabilidad.


En el bajo mundo se produce una relación de valores, y Andrés Villa nos la revela desde el primer párrafo, a través de sus descripciones sobre al apego y la fascinación que para los pandilleros significaba esa arma en la que ellos veían su seguridad y su propia eficacia a la hora de actuar contra la ley, un arma por la que estaban dispuestos a pagar con su vida, como se advierte en la página 75, cuando Dumbo expresa: "Primero me matan antes que dejá mi nueve".


De igual manera, la pistola, "La nueve", juega un papel crucial en las últimas páginas de la novela, como modo de cerrar un círculo de violencia que comparte espacio con un tenue rayo de esperanza que acomoda allí el autor como diciéndonos que quizás no todo esté perdido.


Finalizo señalando que Andrés Villa no nos entrega un libro sobre cómo manejar el problema de la delincuencia juvenil, pues, a fin de cuentas la literatura no tiene ese propósito. Lo que él ha hecho aquí es entregarnos un espejo de 111 páginas para que logremos ver un segmento muy corto de la extensa línea ominosa que en este mismo momento da vueltas alrededor de nosotros, con la amenaza de ahogarnos. ¿Y qué se hace con un espejo? Esa es decisión del lector: puede ver su propio rostro, o puede ver lo que se acerca a él, a sus espaldas.


Villa menciona que ya cumplió con escribir la novela, con presentarla y ahora está en la etapa de comercializar y dar a conocer su obra que con un costo de $10 se puede adquirir en las Farmacias Arrocha de Obarrio, Vía Argentina y Vía España. También en el Hombre de La Mancha, y en los Super Mercados Riba Smith.


Fuente:
Panamá América
http://www.pa-digital.com.pa/diario/dia_d-interna.php?story_id=650084&edition_id=20080302

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